miércoles, 13 de diciembre de 2017

Anconetani, marca registrada

Comparten secretos de generación en generación y hacen de cada instrumento una pieza única. El oficio de luthier es, en principio, una labor artesanal. Nadie puede fabricar un instrumento bien hecho si cae presa de la ansiedad o la torpeza, este trabajo requiere de paciencia y dedicación.
Giovanni Anconetani, el fundador, nació en Loretto, cerca de Castelfidardo, en Ancona, una provincia italiana especializada en la construcción de acordeones”. Desde 1896 se dedicó a la artesanía del acordeón. Desde los 17 años se había dedicado exclusivamente a la construcción artesanal de acordeones Paolo Soprani, además de venderlos y ejecutarlos, siendo además un destacado instrumentista en este campo. Fue viajante, compositor y eximio concertista .En el año 1909 obtiene un premio por haber inventado un sistema de mecánica en los bajos del acordeón, que mediante un registro los convertía en notas sueltas. En la actualidad se utiliza y su nombre es: “conversor”. Fue representante de la Fábrica Paolo Soprani en América Latina (1911) y en 1912 se radicó definitivamente en Argentina. Se casó con Elvira Moretti y tuvo 5 hijos. Cuando se instala definitivamente en Guevara 478 (Chacarita) en 1918, ya comienza a atender a clientes de toda Argentina y países limítrofes. Era la única fábrica en Sudamérica.Con innovaciones técnicas e inventos surgidos del gran conocimiento que tenía del acordeón, acompañó la evolución y crecimiento artístico de sus clientes. Sus hijos se formaron a su lado desde muy pequeños.En el taller de la calle Guevara trabajaban todos, madre, padre y chicos.El final de la década del ‘30 y el principio de los años ‘40 fue indudablemente la época de oro de la familia italiana que, además de trascender como fabricantes, se codearon con D’Arienzo y Troilo. Al comienzo de la 2da. Guerra Mundial, la escasez de insumos importados llevó a una auténtica sustitución de los materiales europeos.En el taller se fabricaban las voces, las cajas con maderas nacionales y las que tenían en el depósito. Se hizo aquí el calado de tapas y el decorado en nácar.Esta situación llevó a la invención de maquinaria y herramientas necesarias para la continuación del trabajo. “Escuchábamos en radio Colonia un aviso publicitario con una frase que había inventado mi mamá, que decía: ‘Para violines Stradivarius y para acordeones, Anconetani, porque son extraordinarius’”, recuerdan al periodista.
Paralelamente al trabajo en el taller, los hermanos actuaban profesionalmente.
A la muerte de su padre, en 1941, le suceden al frente de la fábrica. Ya en ese momento, como conjunto, se definen como  Orquesta Característica Anconetani, donde participan de 10 a 12 músicos. Tenían un repertorio de Jazz y números de animación. Compartían escenario con: Aníbal Troilo, Juan D’Arienzo, Osvaldo Pugliese, Horacio Salgán, Carlos Di Sarli, Ricardo Tanturi, Osmar Maderna, Julio Gobbi, Julio Sosa, Alberto Castillo y muchos más. Esta orquesta actuó por más de 30 años.
Posteriormente los tres hermanos formaron un conjunto de actuación social, en escuelas, Sociedades de Fomento, de Jubilados, Municipalidades, etc. Era particular la despedida del año en la calle Guevara. Hugo Fattoruso muestra admiración por este trabajo artesanal, si bien tiene una Paolo Soprani, el parentesco queda en evidencia cada vez que visita el taller de la familia, en busca de alguna reparación  Hugo Fattoruso nació en Montevideo (Uruguay) y es un compositor, arreglador, multiinstrumentista y vocalista, fundamental dentro de la música de ese país.
Hoy se puede encontrar en el taller a sus sobrinas: Aída, Elvira y Susana y su sobrino nieto, Diego, quienes continúan la tradición familiar. En la actualidad continúan con la fabricación del acordeón a botones que siempre fuera su orgullo. Como fabricantes de instrumentos, contribuyeron al desarrollo de la música del litoral y otros géneros, aportando innovaciones que permitieron el gran lucimiento de músicos de la talla de: Ernesto Montiel, Antonio Tarragó Ros (padre e hijo), Raúl Barboza, Chango Spasiuk, Tilo Escobar, Hnos Escalada, Ramón Estigarribia, Ramón Merlo, Luis Angel Monzón, Agustín Barchuk, Cacho Arriola, Abelardo Dimotta (entre otros de la música del litoral), Julio Ermani (Gasparín), Bertolin, Juan Carlos De Palma, Barbará, Cesarin, Grabowiesky, Hnos. Cavestri, Luis De Santi (Chicho), Emilio Bertrand y muchos otros.
Don Julio Erman un virtuoso del acordeón y conocedor de la historia del acordeón afirmaba que la familia Anconetani era considerada por los entendidos como la única luthier en la fabricación de acordeones de alta calidad. Mucho deben a la familia Anconetani artistas que lo han reconocido, como Antonio Tarragó Ros, Chango Spasiuk y muchos chamameceros, además de quien fuera Pipo Pescador y hoy intérprete de tangos para adultos, solamente nombrando algunos.
En el Museo Anconetani del Acordeón, fundado en 2005 en un edificio contiguo, podemos ver instrumentos que muestran la evolución durante más de un siglo de esta forma de hacer música.
Si visitamos este museo veremos no solamente acordeones de distintas épocas sino también fotos y afiches de la Orquesta Característica Anconetani, además de partituras de la década de 1930, incluyendo una del tango "Che, Anconetani", dedicado a este artista.
Es que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se celebra todos los años, entrada la primavera, por lo general a principios de noviembre, la Noche de los Museos.
La historia del apellido que se convirtió en marca está guardada en la memoria en forma de infinitas anécdotas. “Un buen día vinieron tres alemanes, uno de ellos traía en la mano un catálogo que se había mandado hacer, que hablaba de la primera y única fábrica de acordeones de Sudamérica.” Frente a la oferta de importar materia prima de Alemania y construir los instrumentos en Argentina que Giovanni recibió aquel día, preguntó: ¿cómo se van a llamar los acordeones? Y los alemanes respondieron nada más y nada menos que Hohner (“a lo sumo podemos hacer un modelo Anconetani de Hohner”, agregaron). “¿Sabe lo que les contestó ?”, como quien habla del hombre más fuerte o más sabio del mundo: “¿Por qué no hacemos al revés? ¿Un modelo Hohner de Anconetani?” y se entrega a las carcajadas. “Ese día aprendí una de las lecciones más sabias de la vida: cuando los alemanes se fueron, Giovanni reunió a toda la familia, contó lo sucedido y pidió una opinión. La mayoría aprobó la propuesta, lo veían como una oportunidad de crecimiento, su respuesta fue categórica, trató de estúpidos a todos y terminó diciendo: “Uds le venderían el alma a cualquiera”.

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