Entrevista Dr. Silvio Stupnik, destacado gastroenterólogo vecino de Villa Ortúzar

Entrevista exclusiva de Comuna 15 Buenos Aires al Dr. Stupnik, oriundo de Villa Ortúzar.
-¿Hace cuanto que vive en el barrio?
Prácticamente soy oriundo del barrio, nací en una casa en la Av. Álvarez Thomas entre Mariano Acha y Carbajal. Después viví en otras casas del barrio, hice la primaria en las Escuelas 26 (Carbajal y Plaza) y también en la de Ballivian y Combatientes de Malvinas y la secundaria en el Reconquista (V.Urquiza).
-¿Qué recuerdos tenés del barrio y qué cosas han cambiado desde entonces?
Bueno, el barrio está muy cambiado. Está mucho más poblado y también más inseguro. Recuerdo mi infancia jugando a la pelota en la calle con mi hermano y amigos, andábamos mucho en bicicleta, íbamos mucho a Agronomía e incluso hasta el Tigre. También teníamos un equipo de fútbol que se llamaba Acha y Pino. En la primaria, como mis padres trabajan los dos, mi madre me llevaba a desayunar al restaurante de López, en el mismo lugar donde está la actual cervecería (los sabados a la mañana).
-¿Dónde se formó como médico?
Estudié en la Universidad de Buenos Aires, inmediatamente después de recibido concurrí a un servicio de cirugía general durante un año y medio, luego interrumpido por el servicio militar. Una vez terminado, entré en la Residencia de Gastroenterología en el Hospital Posadas de Haedo, donde luego trabajé unos años en el servicio de Endoscopía. Mas  tarde estuve  becado trabajando  en el hospital Rangueile de Toulouse  en Francia  ,durante  un año  y medio.  Actualmente soy médico gastroenterólogo en el servicio de gastroenterología del Hospital Argerich y mi práctica privada la realizo en el oeste del Gran Buenos Aires, especialmente en el San Juan de Dios de Ramos Mejía.
-¿Cuál es la tarea de un gastroenterólogo?
Alterna tareas de atención primaria que se superponen con las de un médico clínico y en general también realiza prácticas de endoscopía digestiva que son estudios complementarios necesarios para el estudio del tubo digestivo. También se encarga del estudio y tratamiento de patologías del hígado, vía biliar y páncreas.
-¿Cuáles son las patologías más frecuentes que ve en su práctica diaria?
En general patologías funcionales vinculadas al estrés de la vida moderna, alternando con patología orgánica (úlceras, reflujo gastroesofágico, diverticulitis, cambios del hábito evacuatorio) También es muy importante la detección temprana de tumores, particularmente en nuestro país el cáncer colorectal.
-¿Cuándo es necesario estudiar el colon?, ¿Con qué frecuencia y a partir de qué edad?
En general es necesario hacer colonoscopias, es decir, estudios endoscópicos que consisten en la exploración de todo el intestino grueso desde el ano recto hasta el ciego a través de una sonda que tiene un sistema óptico que permite ver el interior del intestino e ir detectando y tratando lesiones premalignas. Tiene la misma intención de detección temprana del cáncer que el Papanicolau para la detección del cáncer de útero o la consulta con el urólogo para el cáncer de próstata. Todo el mundo debiera realizarse una colonoscopía a partir de los 50 años, repitiendo el estudio cada 5 a 10 años.
-¿Son estudios dolorosos?
Para nada. En la actualidad se ha extendido el uso de una anestesia general para la realización de estos estudios, de modo que no son en absoluto molestos.
¿Es importante el estrés y la alimentación como causa de trastornos digestivos?
Por supuesto. El estrés influye de manera notable, alterando la motilidad digestiva y también influyen el consumo escaso de fibras, frutas y verduras o la ingesta de azúcares muy refinados, alcohol, tabaco, etc.
-¿Cómo se manifiestan y cómo se tratan las úlceras del estómago?
Las úlceras del estómago y del duodeno se manifiestan en general a través de dolor en la parte superior del abdomen, acompañados de acidez. Hay dos grandes culpables de las úlceras: la ingesta de aspirinas o de drogas anti-inflamatorias, sumado al efecto nocivo del alcohol, el cigarrillo o la infección por una bacteria llamada Helicobacter Pylori, que es tratable mediante un determinado tratamiento antibiótico. Es frecuente también la consulta por reflujo gastroesofágico que puede manifestarse con los síntomas típicos de acidez, ardor en la parte central del pecho, eructos, y otras veces con síntomas atípicos como difonía, carraspera o tos persistente. Esto se trata con antiácidos, medidas higienico-dietéticas como evitar las grasas, el alcohol, no acostarse enseguida de comer y en otras ocasiones mediante cirugías.
-¿Qué es la enfermedad celíaca y cómo se manifiesta?
La enfermedad celíaca consiste en la intolerancia al gluten, que es una proteína que se encuentra en los granos de trigo, avena, cebada y centeno. Tiene un origen genético y se encuentra en 1 de cada 150 argentinos, aunque la mayoría lo ignora. Los síntomas son muy variables: desde la clásica diarrea crónica con pérdida de peso hasta ningún síntoma en pacientes que se estudian en familiares de celíacos conocidos que se estudian tempranamente. Hoy en día, se dispone de análisis de sangre que permiten su detección con escaso margen de error y estudios confirmatorios a través de endoscopía y biopsias del duodeno, una parte del intestino delgado. Pero puede dar otros síntomas como anemia, gases, constipación hasta infertilidad, osteoporosis o asociarse con enfermedades como diabetes o hipotiroidismo.
-¿Se siente satisfecho con su tarea como médico gastroenterólogo?
Realmente sí. Soy en verdad un apasionado en mi profesión y es una tarea que realizo con todo gusto. Con todas las dificultades que esto implica en un país como la Argentina. No me interesa el dinero.
-¿Cómo ve la situación actual de la salud en Argentina?
Lamentablemente la salud en Argentina, tanto en el ámbito estatal como en el privado, está organizada de una forma bastante anárquica y creo que tanto la educación como la salud siguen siendo materias pendientes de resolver más allá de las administraciones de turno.