lunes, 2 de enero de 2017

Camino a casa: luego de 52 años se reencontró con sus hermanos

Fuente: La Nación

Su familia le perdió el rastro cuando la dieron en adopción; en mayo, un trámite en un archivo oficial cambió su historia
Silvia tenía cinco años la última vez que vio a su hermana menor, Luisa. La beba, de ocho meses, estaba internada en el Hospital de Niños Pedro de Elizalde y, a pedido de ella, su padre la llevó a visitarla. Luisa le estiró los brazos al verla y Silvia la alzó. Recuerda cómo su hermana le sonreía hasta que después se la llevó una enfermera. No lo sabía, pero ese sería el último abrazo. La familia Rodríguez vivía en Tucumán, y a los pocos meses del nacimiento de la menor de los cinco hermanos, hace 52 años, se trasladó a Buenos Aires. Después de que la madre de los chicos murió y de que el padre no pudo hacerse cargo de ellos, Silvia y sus cuatro hermanos fueron abandonados. La menor, que en ese entonces tenía ocho meses, quedó internada en la ex Casa Cuna, pero antes de que cumpliera un año fue dada en adopción. El resto de los chicos fueron enviados a hogares de menores. María Luz tenía 2 años; Silvia, 5; Roque, 7, y Olga, la mayor, 10. El varón fue al Instituto José Pizarro y Monje. Las tres hermanas estuvieron por algunos años en distintos hogares hasta que se unieron en el Garrigós, en La Paternal, donde crecieron y estudiaron. En plena adolescencia, Roque volvió a Tucumán con una tía que podía hacerse cargo de uno de los hermanos. Como era el único que estaba solo en un hogar, las hermanas decidieron que fuera él. Al menos, dicen ellas, "nosotras estábamos juntas". Cuando egresaron del instituto intentaron buscar a Luisa, pero no sabían cómo hacerlo. Y nunca tuvieron noticias de ella hasta la semana pasada. La necesidad de obtener su certificado de estudios para anotarse en un curso de portugués hizo que en mayo pasado, Silvia llegara hasta las oficinas de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, en Juan D. Perón 524. Buscaron su legajo en el archivo, donde conviven alrededor de un millón de expedientes, de entre 1880 y 2006 (ver aparte). Al encontrar su legajo, Silvia pudo leer en la carátula el nombre de todos sus hermanos. En el último lugar figuraba el de Luisa Adela Rodríguez, su hermana "perdida". Le vino a la mente la última imagen que guardaba, cuando su hermana le estiró los brazos para que le hiciera upa. No podía hablar. Tenía un nudo en la garganta y los ojos llenos de lágrimas. Silvia, que jamás había dejado de soñar con la posibilidad de reencontrarse con Luisa, sentía que estaba más cerca que nunca. La persona que la atendió le prometió que harían todo lo que estaba a su alcance para saber el paradero de su hermana menor. Pasaron algunos meses. Finalmente, hace una semana, volvieron a mirarse a los ojos. Esta vez no era una despedida, sino el comienzo de un reencuentro.
Pasaron 52 años y los Rodríguez volvieron a ser cinco. Aunque Luisa se llama Marisa Sandra Vázquez. Así la bautizó el matrimonio que la adoptó y, según confiesan sus hermanos, "es un nombre muy lindo". Dicen que el reencuentro fue mejor de lo que hubieran podido imaginar. Cuentan que el viernes pasado, como era feriado, se reunieron todos en familia, con hijos, maridos y nietos, y que se rieron tanto que les dolió la panza. Yael Bendel, a cargo de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, los reunió a todos allí para que contaran su historia, y también les entregó su legajo. De lejos no parece más que una carpeta vieja, con algunas hojas rotas y manchadas. Pero esos papeles cuentan una historia. La de su identidad. Marisa está casada hace 31 años, tiene dos hijos y un nieto de apenas dos meses. Su madre adoptiva murió cuando ella tenía 8 años y el padre volvió a formar pareja. Marisa está rodeada de sus hermanos, todos sentados alrededor de la mesa a punto de contarnos su historia. Ella es la única que tiene los ojos rojos, que lagrimea y a la que se le quiebra la voz al hablar. Está emocionada. Sobre todo, porque hace apenas algunas horas conoció a su hermano Roque, llegado recién de Tucumán. "Hace 14 años que me enteré de que era adoptada. Mi madrastra me lo contó de la peor manera un tiempo después de que mi papá falleció. No lo quería creer, pero me puse a revisar algunos papeles y lo comprobé. Fue muy doloroso y nunca me animé a buscar datos sobre mi verdadera identidad. Mi hija siempre me decía que cuando yo quisiera ella iba a ayudarme. Cuando me llegó la notificación por correo no quise darle demasiada importancia. Me crié sola, sin hermanos, y en algún momento pensé que podía tener una hermana. Pero pasé de ser hija única a tener cuatro hermanos. Somos una familia grande, y estoy feliz." Olga, sentada al lado de Silvia, cuenta que fue su hermana la que nunca bajó los brazos. "Siempre teníamos esa esperanza, pero Silvia fue la que nunca se dio por vencida. Y hace poco encontramos una carta que Silvia le había escrito a nuestra hermanita. Tenía unos 15 años, y en esas líneas juraba que un día volverían a encontrarse." Serán las Fiestas más recordadas de sus vidas. Después de 52 años, de infancias en hogares sin ángel de la guarda, los cinco hermanos vuelven a estar juntos. Se abrazan para las fotos y se ríen. Se acerca fin de año y, como todos, llegará el momento del balance. Para ellos, como dice María Luz, "será un año inolvidable".
En el subsuelo de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia está el archivo del Registro de Identidad y Búsqueda de Origen. Fue creado luego de que, en 2005, se sancionó la ley de protección integral de la infancia. La norma estableció el fin de la ley de patronato, que trataba a los chicos como "objetos de tutela". A partir de entonces se considera al niño como "sujeto de derechos". Y se prohibió que "por razones de pobreza, maltrato o conflicto con la ley penal", un menor sea enviado a un instituto de menores por decisión de un magistrado, como les sucedió a los hermanos Rodríguez."Acá están todos los legajos. Si hay alguien que tiene dudas sobre su identidad y sus orígenes que se acerque", dijo Yael Bendel, a cargo de la secretaría.

Para más información: identidad@senaf.gob.ar

0 comentarios: