lunes, 6 de agosto de 2018

En busca de ciudades más humanas

El objetivo no es solo solidario, sino también ecológico. Mientras kilos de basura se acumulan en las grandes ciudades con el peligro de la propagación de enfermedades  y de  la contaminación del aire y del agua, cientos de personas deambulan por las calles en busca del sustento diario. Desperdiciar la comida, arrojarla al tacho de basura cuando es comestible es algo que debe evitarse a toda costa.
Nadie merece tener que sacar la comida de tachos de basura. Si la comida que está en condiciones es depositada en heladeras para que puedan conservarse hasta el momento de ser ingerida se evitaría esa triste y dolorosa situación de personas y familias revisando los contenedores de basura en busca de algo que pueda calmar el dolor del estómago vacío. Que cada persona pueda tener su plato de comida  y no desperdiciar comida que otro puede estar necesitando es lo importante, en un mundo que cada vez más toma conciencia de ello.
No se habla de sobras sino de compartir nuestro plato de comida con otro. Dárselo a otro que lo necesita en lugar de tirar lo que no comemos.
Durante el invierno del 2013 en el barrio de Kreuzberg, en la ciudad de Berlín, en Alemania,  en el interior del Markhalle IX, un viejo mercado inaugurado en 1891, se instaló un espacio en donde se dejaba comida para que quien la necesitara la tomara. El lugar se llamó “FairTeiler” (compartidor justo).
Más de 100 puntos similares existen en toda Alemania, más de 20 en la ciudad de Berlín, organizados a través de la plataforma “Foodsharing”. En Berlín se encuentran en comercios que apoyan la movida o en la calle.
La historia de las "neveras solidarias" es una iniciativa que no solo se propagó por las redes, sino también por las ciudades: tras nacer en Berlín y llegar hasta Arabia Saudí, estos heladeras colocadas en locales o en plena calle, de las que cualquiera puede tomar y dejar comida llegaron en el 2015 a España.
Un grupo de jóvenes alemanes preocupados por el desperdicio de comida crearon en el 2014 , Food Sharing, una red digital para recoger y entregar comida en forma gratuita. Así los particulares pueden ofrecer productos para que, quien quiera, "vaya a casa" a  recogerlos (marcados con puntos verdes en la web), acercarlos a las "neveras solidarias" o a los "puntos de intercambio" (puntos amarillos en la web), en los que cualquiera puede dejar o tomar los alimentos.
Discosopa, surgió en el 2012, en Berlín, Alemania, como una acción en contra del desperdicio de comida y un intento por colaborar con erradicar el hambre en un planeta que produce cantidades de comida que desecha frente a las cerca de 800 millones de muertes por año que se registran en el mundo a causa de la falta de comida. Las discosopas nacieron en Berlín cruzaron a Francia, y se difundieron por todo el mundo.
Un ciudadano de Hail, en Arabia Saudita, una ciudad oasis en la región histórica del Néyed, al noroeste de Arabia Saudita, con  producción de frutas, dátiles y cereales, poco tiempo después de que la iniciativa surgiera en Berlín, decidió colocar una de estas "neveras solidarias " en la puerta de su casa.
En España se instaló la primera "nevera solidaria" en el 2015, impulsada por la Asociación de Voluntarios de Galdakao, en el  Municipio de Galdácano (en euskera Galdakao, y oficialmente Galdakao) situado en la  provincia de Vizcaya, en el País Vasco, localidad  de unos 30.000 habitantes, hoy se han extendido a toda España, superando la decena las neveras instaladas en distintas ciudades españolas, salvando kilos de alimentos por mes.
Europa tomó conciencia de esta situación así Francia se convirtió en el primer país del mundo en prohibir a los supermercados tirar o destruir los alimentos que no se vendieron pudiendo ser multados o ir a la cárcel si no cumplen la reglamentación. Los "Bancos de Alimentos" y las organizaciones benéficas tienen la obligación de pasar a buscar los alimentos, almacenarlos y distribuirlos.
La idea llegó a nuestro país. Una madrugada de enero de 2015 Ríos Kirsner y su socio estaban cerrando su establecimiento gastronómico en San Miguel de Tucumán cuando vieron a una familia en situación de calle. La idea nació en Tucumán y se replicó en todo el país.
Otros vecinos de Tucumán Luis Manuel Pondal, Fernando Ríos y Daniela Viña, dueños de distintos restaurantes de San Miguel de Tucumán, crearon una heladera social para ofrecer los alimentos que no se habían consumido a los vecinos que necesitaran un plato de comida.
Más de un centenar de heladeras sociales se distribuyen por todo el país evitando la generación de residuos y alimentando a una persona que lo necesita. Misiones y Córdoba son las provincias que lideraron el proyecto.
Una Heladera Social es un electrodoméstico que mira a la calle para que los vecinos (ciudadanos y comerciantes) depositen allí la comida que ya no comen o venden y pueda mantenerse en estado de conservación para que pueda retirarla alguien que está pasando hambre.
Las reglas son claras, tienen que ser alimentos frescos, aptos para ser ingeridos.
La idea es guardar la comida que no se consumió en bares, restaurantes o casas particulares para que los que no tienen nada para comer se puedan llevar una porción gratis.
La única condición es que no tenga banderas políticas, que siempre esté en manos de la sociedad civil pide Fernando Ríos Kirsner, impulsor de la iniciativa.
En marzo de 2016 la heladera social llegó a la Plaza de Mayo. La heladera integra la Campaña Frío Cero de la Red Solidaria junto con el perchero social para que el que necesite una prenda la tome gratis. A comienzos del año 2017  apareció, de un día para otro, una heladera sobre la vereda las calles Arribeños y Campos Salles, en el barrio de Nuñez. "La comida no se tira. Retira libremente sólo lo que necesites". Otra Heladera Social había llegado a Buenos Aires.

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