El cineasta Eduardo Crespo tituló “Crespo” a su film, haciendo un juego de palabras entre su apellido, el barrio en donde vive actualmente y la ciudad entrerriana en donde nació, también llamada Crespo. Se está exhibiendo en el MALBA.
“Por accidente y no por elección llegué a Villa Crespo, fue el lugar en donde pude alquilar”, explicó Eduardo Crespo, el joven pero experimentado director de 32 años. Su película titulada “Crespo (la continuidad de la memoria)” responde tanto a su apellido y al barrio en que está viviendo como a la ciudad de 20.000 habitantes de la provincia de Entre Ríos en donde nació, como no podía ser de otra manera, también denominada Crespo, en el departamento de Paraná. La localidad, fundada por inmigrantes alemanes, es conocida por sus empresas avícolas y porque allí nació Gabriel Heinze, futbolista que se desempeñaba como defensor que disputó mundiales con la selección argentina.
El film tiene la particularidad de que mientras era filmado por Eduardo Crespo con la asistencia de su padre –que se dedicaba a la avicultura y era veterinario en su ciudad-, este falleció. En ese momento, Eduardo decidió cambiar el rumbo de su película –que en un primer momento iba a mostrar la ciudad de Crespo y la avicultura- y la transformó en una película de tono intimista, realizada con la suma de imágenes propias y otras facilitadas por personas del pueblo, que sirven para contar la relación del director con su padre y con los recuerdos de su infancia.
Contando con escasos recursos técnicos pero con mucha inventiva, logra crear un clima melancólico, aunque sin golpes bajos, contando historias con los que todos nos sentimos identificados. Filmando historias locales, logra describir temas universales. La familia, el terruño, la distancia, lo dificultoso de la adolescencia. En “Crespo”, no hay actores principales, solo participación de familiares, amigos, vecinos del pueblo e historias relatadas con voz en off.
La película en algo nos toca a todos, por la conmoción que provoca la muerte sorpresiva del padre, y a partir de esa confusión, de ese caos, de ese momento en que uno no sabe cómo seguir adelante, se apela a los recuerdos, a buscar en los orígenes de cada uno y recordar los momentos vividos con el padre ya muerto, intentando trabajar la aceptación por la finitud de la vida y llenar con recuerdos el vacío que nos deja la ausencia definitiva del padre que pasado el tiempo nos sigue acompañando aunque ya no esté físicamente con nosotros para poder atravesar el duelo por la muerte de alguien querido y seguir adelante.
SOBRE EL BAFICI Y EL DIRECTOR
En el mes de julio, “Crespo” se seguirá exhibiendo en el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), los sábados a las 20 horas. El film se pudo ver también en el Espacio INCAA Cine Gaumont.
Este año, entre el 13 y el 24 de abril se llevó a cabo la 18º edición del BAFICI (Buenos Aires Festival Internacional de Cine Independiente), en donde la película de Eduardo Crespo fue exhibida en distintos espacios. Cabe destacar que la Comuna 15 fue sede de uno de los 27 espacios que se dieron este año a este festival, celebrado desde 1999 en la Ciudad. Fue más precisamente el Espacio Cultural Carlos Gardel, ubicado en Olleros 3640, barrio de Chacarita. En esta edición, unas 380.000 personas vivieron el BAFICI a lo largo de once días.
Por su parte, Eduardo Crespo, pese a su corta edad, tiene una vasta trayectoria cinematográfica. Fue director de los cortometrajes “Amparo” (2008) y “Amaina” (2010) y luego de los filmes “Tan cerca como pueda” (2012) y el actual “Crespo (la continuidad de la memoria)” (2016). El director se ha desempeñado en producción (jefe y asistente), cámara, guión, fotografía, montaje, artística, asistencia de dirección, diseño gráfico, gaffer, asistencia de arte y operador HD en distintos filmes, desde el año 2006. Es decir, un todoterreno en la realización cinematográfica.
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