lunes, 21 de mayo de 2018

Trabajadores tomaron pacíficamente la fábrica TresGe en La Paternal

“Esto pasó seguramente la noche del jueves 10 de mayo. Yo como todos los días, el viernes 11 vine y al intentar abrir la puerta temprano, me encontré con que la cerradura estaba cambiada y los vidrios tapados con madera. Nadie nos había dicho nada previamente. Entiendo que las cosas no estaban bien, el país está mal en general, pero la veníamos aguantando. Con él dueño no tuvimos ningún tipo de diálogo. Se ve que hicieron este trabajo el jueves a la noche y el viernes nos encontramos con esto”, explicó Manuel, uno de los empleados de TresGe Argentina S.R.L. –ubicada en Almirante Seguí 2262- a este medio. Es una fábrica de carteras, bolsos y mochilas que cuenta con su propia marca (Andrea Mabiani) y que también produce para Prune, Rapsodia, Jazmín Chebar, Mc Taylor, Olivetta y otras empresas.

Los empleados de Tresge habían trabajado normalmente el jueves 10, terminando algunas carteras para entregar y si bien las ventas habían disminuido los últimos meses, no imaginaban que esto pudiera pasar. Justamente el dueño, Juan Carlos Gekdyszman, había traído materia prima y muestras de modelos para armar para otras empresas en los últimos meses, según declaraciones de los trabajadores. La empresa lleva ya más de 40 años en la zona y fue fundada por el padre del mencionado Juan Carlos, que la heredó cuando falleció el fundador, llegando a fines de los ´90. Se trataba de una empresa familiar con 20 empleados, catorce hombres y seis mujeres, de edades entre 60 y 20 años aproximadamente. Según varios de los empleados, el dueño los maltrataba y menospreciaba, avisándoles a último momento en muchos casos si les daría plata o no, pagándoles en oportunidades con vales, ya sea en tiempos de mucho o poco trabajo, también se habló de sueldos pagados en parte en negro. De acuerdo a declaraciones de los trabajadores, pese a la baja en la producción en la empresa no hubo suspensiones ni despidos, los horarios se cumplían normalmente y en los tiempos de mucho trabajo se trabajó también los sábados; el principal problema de la empresa serían los problemas con la AFIP (Administración Federal de Ingresos Públicos).
Tras la toma de la empresa, se acercaron allí varios medios de comunicación, vecinos, representantes de partidos políticos y del Sindicato de Marroquineros, entre ellos el secretario general y abogados del sindicato, que fueron al Ministerio de Trabajo y prepararon cartas documento y otros requerimientos administrativos. Según Martín Aguirre, secretario gremial del sindicato, la empresa debía los aguinaldos de 2017, también vacaciones y el último incremento paritario, aparte de algunos salarios del mes de abril. Agregó que algunos empleados estaban trabajando bajo una categoría y en realidad hacían otra, añadiendo que en ese rubro suele haber mucha competencia desleal y trabajo en negro y clandestino.
Volviendo a nuestro diálogo con el empleado Manuel, nos comentó: “Yo trabajo hace 37 años en esta fábrica. El dueño vive cerca de Flores, le hicimos un escrache en su casa, pero no dio la cara. Prometió que íbamos a tener una reunión y que iba a juntar algo de plata, pero después dijo que no junto la plata y no apareció más. Se llevó de acá casi todo, las máquinas más modernas, el cuero, trabajos sin terminar, todo lo más valioso y lo más nuevo. Supongo que su intención es seguir trabajando en otro lado y no nos dice nada, eso sospechamos todos. Queremos recuperar la fábrica entre nosotros, estuvimos averiguando con el Sindicato de Marroquinería. Tuvimos ayuda de los vecinos de la zona y de partidos políticos. Nos trajeron comida, colchones, frazadas, estamos acá las 24 horas y nos turnamos para estar acá con turnos de 12 horas. Nos quedamos en la calle así de un día para otro y a muchos nos será complicado conseguir otra cosa a esta edad. Queremos que el dueño aparezca y de la cara, a ver qué solución nos plantea. Nos debe quincena, aguinaldo, vacaciones, de todo. Acá siempre hubo trabajo, se llevaba mercadería, no la va a regalar, cobraba él y se llenó los bolsillos. Yo prácticamente se todos los oficios acá: mesa, máquina. Últimamente estaba en el lugar que hacía falta, soy de los más antiguos. En el sindicato nos dijeron que tenemos que seguir estando acá hasta que salga todo el papelerío porque eso lleva tiempo”. Su compañero José añadió: “Yo estoy hace seis años y soy cortador acá en la fábrica. Ahora estamos viendo como seguir con el trabajo. La mayoría de nosotros vivimos en el Gran Buenos Aires, muchos somos de  Merlo y Moreno. Somos casi todos gente grande, ¿Dónde vamos a ir? El dueño desde diciembre de 2017 estaba con deudas y nunca terminaba de saldarlas".

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