lunes, 10 de septiembre de 2018

Se conmemoró el éxodo jujeño en Parque Chas

En el barrio del laberinto de la Comuna 15 se llevó a cabo un recordatorio del éxodo jujeño (23 de agosto de 1812) en la plaza justamente denominada “Éxodo Jujeño”, entre las calles Liverpool, Bauness, Gándara y Londres. El evento estuvo organizado por la Junta Histórica de Parque Chas y participaron del mismo varias instituciones barriales y vecinos del barrio, entre ellos el ex comunero Carlos “Lito” Grisafi. También se hizo presente en el acto una parte de la comunidad jujeña y los alumnos de la escuela Petronila Rodríguez (Andonaegui 1550), que izaron la bandera argentina.
Cabe señalar que el éxodo jujeño fue la retirada hacia la provincia de Tucumán, que cumpliendo parcialmente la orden de evacuación a Córdoba que había ordenado el Primer Triunvirato de las Provincias Unidas del Río de la Plata; emprendió el Ejército del Norte, que dirigía el General Manuel Belgrano y la población de la ciudad de San Salvador de Jujuy, que dejó la ciudad y sus campos, como respuesta estratégica al avance del Ejército Realista que venía desde el Alto Perú, cuya retaguardia fue protegida por el mayor general Eustoquio Díaz Vélez. La medida tuvo que respaldarse con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran con la orden.

Bando de Manuel Belgrano anunciando la puesta en marcha del éxodo jujeño de 1812:

Pueblos de la Provincia: desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de la República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre vosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud.
Llegó pues la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres, trayéndonos las armas de chispa, blancas y municiones que tengáis o podáis adquirir, y dando parte a la Justicia de los que las tuvieren y permanecieren indiferentes a vista del riesgo que os amenaza de perder no solo vuestros derechos, sino las propiedades que tenéis.
Hacendados: apresuraos a sacar vuestros ganados vacunos, caballares, mulares y lanares que haya en vuestras Estancias, y al mismo tiempo vuestros charquis hacia el Tucumán, sin darme lugar a que tome providencias que os sean dolorosas, declarándolos además si no lo hicieseis por traidores a la patria.
Labradores: asegurad vuestras cosechas extrayéndolas para dicho punto, en la inteligencia de que no haciéndolo incurriréis en igual desgracia que aquellos.
Comerciantes: no perdáis un momento en enfardelar vuestros efectos y remitirnos e igualmente cuantos hubiere en vuestro poder de ajena pertenencia, pues no ejecutándolo sufriréis las penas que aquellos, y además serán quemados los efectos que se hallaren, sean en poder de quien fuere, y a quien pertenezcan.
Entended todos, que al que se encontrare fuera de las guardias avanzadas del ejército en todos los puntos en que las hay, o que intente pasar sin mi pasaporte será pasado por las armas inmediatamente, sin forma alguna de proceso. Que igual pena sufrirá aquel que por sus conversaciones o por hechos atentase contra la causa sagrada de la Patria, sea de la clase, estado o condición que fuese. Que los que inspirasen desaliente estén revestidos del carácter que estuviesen serán igualmente pasados por las armas con solo la deposición de dos testigos.
Que serán tenidos por traidores a la patria todos los que a mi primera orden no estuvieren prontos a marchar y no lo efectúen con la mayor escrupulosidad, sean de la clase y condición que fuesen. No espero que haya uno solo que me dé lugar para poner en ejecución las referidas penas, pues los verdaderos hijos de la patria me prometo que se empeñarán en ayudarme, como amantes de tan digna madre, y los desnaturalizados obedecerán ciegamente y ocultarán sus inicuas intensiones. Más, si así no fuese, sabed que se acabaron las consideraciones de cualquier especie que sean, y que nada será bastante para que deje cumplir cuanto dejo dispuesto.

Cuartel General de Jujuy, 29 de julio de 1812. Manuel Belgrano.

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